El corrimiento de Kreckler no ha tenido nada que ver con la negociación por la vacuna china. Ese argumento fue la excusa perfecta para desplazarlo.
Era un secreto a voces que Kreckler tenía la embajada partida en dos. Tanto es así que casi no cruzaba palabra con Sabino Vaca Narvaja, representante especial para la Promoción Comercial e Inversiones. Por si eso fuera poco, tenía una muy mala relación con el canciller Felipe Solá. Evidentemente, el embajador había abierto demasiados frentes juntos. “Pero una cosa es segura: él no era el elegido para ocupar ese cargo. La ex presidenta en funciones, Cristina Fernández de Kirchner, quería a Sabino Vaca Narvaja desde el comienzo” señala la voz que conoce la vida interna del Ministerio de relaciones Exteriores. Sabino Vaca Narvaja, cuyo hermano, camilo, es el padre de Helena, producto de su relación sentimental con Florencia Kirchner, es un conocedor por estudios del país asiático al que le falta la experiencia y el aplomo necesarios para estar al frente de una embajada de semejante envergadura. Por eso, y a los fines de que se fuera fogueando y adquiriendo práctica, le crearon el cargo de pomposo nombre que se mencionó renglones arriba. “El asunto de la vacuna china resultó ser la excusa perfecta para terminar con Kreckler y coronar a Vaca Narvaja aunque en los papeles podría figurar otro nombre”, concluyó la fuente.
Argentina tiene una excelente relación con China. De hecho entre junio y julio se aprovisionó allí de insumos médicos de primera necesidad para la lucha contra el Covid. Pero no estaba entre sus candidatos para adquirir la vacuna.
Desde el principio se negoció con Pfizer y Astra Zeneca. Ni con China ni con Rusia. Se sabía que la cantidad de dosis que aportaría Pfizer sería insuficiente. La gran apuesta era Astra Zeneca cuyo incidente metodológico en la investigación la retrasó. Esto complicó los planes del gobierno.
Inquieta y disgustada ante la falta de resultados con ambos proveedores, la ex presidenta en funciones pateó el tablero e inició la aventura rusa. Su foto con el embajador ruso, Dmitry Feokstistov, graficó ese momento. CFK estaba furiosa con los funcionarios del gabinete y con el mismísimo Alberto Fernández. Pero, como había poca información sobre la Sputnik V, paralelamente se trabajó en un pre acuerdo con el gobierno de Xi Jingpin Ping que fue mucho más prudente en el manejo de anuncios respecto a una posible vacuna. Pero China nunca fue la prioridad y Kreckler terminó siendo víctima del desorden de la política doméstica que ha demostrado, una vez más, que CFK manda y AF obedece.