Clarín reconstruyó esta reunión clave. El encuentro tuvo opiniones diversas. Varios banqueros propusieron medidas y otros se retiraron con escepticismo y sabor a poco. No conformaron las explicaciones sobre la instrumentación del “Plan Motosierra”.
En esa reunión se habló de la bomba de las Leliq, el cepo y la unificación cambiaria. Pero también hubo preguntas incisivas sobre la gobernabilidad: aparecieron los nombres de Mauricio Macri, y una sugerencia sobre un acuerdo al estilo de Duhalde- Alfonsín, y hasta un supuesto, y muy loco, apoyo de Hugo Moyano a las ideas de Milei. Nápoli recogió la sugerencia: “Javier y Mauricio tienen una excelente relación”.
Y después remató: Ellos podrían hacer un acuerdo de gobernabilidad, como el que hicieron Alfonsín y Duhalde”. También se insistió sobre economistas -de otro sector- que podrían incorporarse a un eventual gobierno de Milei. En la reunión se mencionó a Luis Caputo, Martín Redrado y Miguel Kiguel. Epstein afirmó que “en todos los partidos hay gente valiosa como Toto, Redrado y Kiguel”. Y después sugirió: “Menem, cuando fue Presidente, eligió a los mejores”. Epstein, según los banqueros, abrió la charla así: “Vinimos a escuchar”.
Pero después sentenció: “Lo primero que les quiero decir es que no hay solución, ni dolarización, sin resolver la bola explosiva de las Leliq”. Fue la respuesta a una pregunta sobre dolarización. Un banquero contragolpeó: “¿Entonces ustedes va un plan Bonex?”. Y otro alarmó: “¿Así Argentina va a una hiperinflación?”. Nápoli tragó saliva: “No vamos a un Plan Bonex. Vamos a respetar los contratos”.
También fue quien mencionó a Hugo Moyano. Ocurrió cuando se habló de una alianza con el sector sindical. “No se puede confiar en nadie, pero yo creo que Moyano ahora quiere, al igual que nosotros, un cambio”, dijeron los enviados de Milei.
Ambos -Epstein y Nápoli- aclararon que ellos ayudan a Milei. Epstein dijo que seguirá en el sector privado y Nápoli hizo una humorada: “Yo voy a ser como Heller, seguirá en el banco y sere legislador”.
Pero la parte jugosa estuvo al final. Ya quedaban pocos financistas y fue el propio Matos que sugirió la idea y propuso crear una “mesa chica” para trabajar en conjunto una propuesta para terminar con las Leliq, abrir el cepo y unificar el tipo de cambio. Matos se entusiasmó: “Milei no se puede equivocar, de entrada”. Hacia alusión a Macri. Ambos emisarios aceptaron conformar esa “mesa chica”, pero Epstein aclaró: “Ustedes saben que Javier es bilardista”. Y remató: “Ahora lo único que le interesa es ganar el 22”.
Patricia Bullrich y Mauricio Macri, este jueves en la presentación del libro de la candidata a presidenta. Foro: APPatricia Bullrich y Mauricio Macri, este jueves en la presentación del libro de la candidata a presidenta. Foro: AP
La relación entre Milei y Mauricio calienta la interna en Juntos. Ya se sabe: Patricia fue con los tapones de punta en la reunión que tuvo con Macri. Así habría dicho: “Mauricio, no seamos boludos. Si gana Milei, vuelve Cristina”. Macri cumplió y se alineó con Bullrich. Pero entre sus íntimos protestó: “hago lo que me pida, pero no sé qué quiere”.
Milei quiere emular a Carlos Menem y de eso habló con Luis Barrionuevo. Ocurrió en la casa de Carlos Kikuchi. La cena en Nordelta fue larga. Barrionuevo le recomendó que afloje con la reforma laboral: “Javier, nosotros mismos ya estamos modernizando los convenios”. Ambos hicieron un pacto. Barrionuevo va a aportar 300.000 militantes para que fiscalicen la elección. La cuestión inquieta al peronismo. En su peor semana económica, Massa logró unificar a los gobernadores y reapareció La Cámpora.
Máximo -de todos modos- sigue paranoico con Massa y enloquecido con Kicillof. Dice que si ganan ambos “la van a cagar a Cristina”. Para colmo, Axel metió más leña al fuego. Dio a entender que el peronismo tenía que dejar de lado los viejos relatos de Cristina: “Hay que componer una nueva canción”. Máximo respondió: “Yo no me dedico a la música, soy militante dirigente”.
Ambos se celan y tironean por el aval de su Jefa. Es una pelea insólita: discuten como si hubieran obtenido algún éxito. Axel no dejó de cometer groseros errores económicos y Máximo es incapaz de ganar una elección. Ahora, igual, se muestran unidos. Al dúo no los une el amor sino el espanto de la crisis que deja el gobierno que ellos integran.
POR MARCELO BONELLI
CLARIN