El 16 de septiembre, el kirchnerismo insistía con aprobar el pliego de la jueza preferida de Cristina, Ana María Figueroa. En Isidro Casanova asesinaban a Carlos Coronel (54) para robarle la moto.
El 26 había temor de que Chocolate, el puntero de las tarjetas truchas, se fugara tras el fallo de dos jueces que, en vez de investigarlo, lo defendían.
En Ituzaingó asesinaban a Ariel Charrutte, de 35 años, que quiso defender a un vecino a quien le robaban la moto en la vereda. Ariel tenía tres hijos.
El 30 de septiembre renunció Insaurralde, fotografiado en el yate Bandido.
Los vecinos de una verdulería de Mar del Plata veían el escándalo del champán y la opulencia cuando José Di Meglio (71) fue a cerrar el negocio. Ladrones lo sorprendieron y lo maniataron mientras iban por su esposa. José no aguantó el momento. Murió de un infarto.
El 1° de octubre bajaban los carteles de Insaurralde candidato a concejal en Lomas y asesinaban allí mismo al comisario Gustavo Romero (43) para robarle la moto.
El 7, Jésica Cirio negaba por TV que Insaurralde le hubiera dado 20 millones de dólares por su divorcio justo cuando Thiago Galván caminaba por González Catán. Lo mataron para robarle el celular.
“Titi”, como le decían, estudiaba y hacía repartos en bici los fines de semana para ayudar a su familia. Sólo tenía 16 años.
El 11 de octubre, el dólar pasaba los 1.000 pesos y Leonor Morales (67) dejaba a su nieta en una casa, también en González Catán. La mataron para robarle el auto.
El 12 se conocía la inflación del 12,7% casi al mismo tiempo en que Alfredo Paniagua (50) salía a defender a un vecino asaltado en Villa Celina. Lo mataron de un balazo en el estómago. Dejó tres hijos.
Un rato después, Leonardo Mendoza (32) era asesinado en Castelar por ladrones que le robaban la moto. La bala le perforó un pulmón. Leonardo era gendarme.
La Argentina salvaje gestiona cada día su tragedia de país roto. No discute. No tiene oposición. Se lleva gente que no vuelve nunca más.