MADRID.– Una vez más, las instituciones europeas apuestan por defender los derechos de los consumidores frente al círculo vicioso del consumismo y la agresión al ambiente. Se cerró una disposición conocida como “derecho a reparar”. Es una norma diseñada para aplicar a aparatos eléctricos y electrónicos. Entre ellos, están los casi imprescindibles electrodomésticos, sujetos hoy a prácticas comerciales abusivas que promueven la sustitución antes que la reparación. El 77% de los consumidores europeos prefiere reparar un aparato estropeado antes que sustituirlo. El sistema, sin embargo, frustra sistemáticamente la voluntad de evitar esa sustitución que, además, siempre sale más cara. La excusa es que no quedan piezas de recambio disponibles para el aparato en cuestión, provocando un problema para el bolsillo del consumidor y una tragedia para el ambiente. Esta nueva norma ampliará de dos a tres los años de garantía de un artículo nuevo y obliga al fabricante a ofrecer piezas de recambio hasta diez años después del cese de fabricación. Frente al lema “producir, consumir, tirar”, se impone el de “producir, consumir, reparar”. Los fabricantes estarán obligados a ofrecer reparaciones “a precios razonables”. Cada vez hay menos excusas para comportamientos incívicos.