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· Primero, ¿será que Wall Street sólo lo considera como el piso inicial de una larga negociación que no se cerraría en marzo 2020?
· Segundo, ¿estará Wall Street en la postura correcta o la oferta del gobierno será simplemente un “tómalo o déjalo” sin ningún tipo de contemplación ni negociación posible?
· Tercero, ¿a la luz de lo ocurrido con el AF20, un bono de legislación local, tendrán efectivamente los bonos en dólares emitidos bajo ley argentina un tratamiento idéntico a los bonos de legislación internacional? En este último caso por ejemplo, la paridad del Bonar 20 (legislación local) está muy por debajo de la paridad del Global 2021 este último, de legislación internacional. De esta forma, no todo lo que se dice “viene siendo creído” a raja tabla por lo endemoniados especuladores del Wall Street.
· Cuarto, si no cierra esto rápido, las amortizaciones que entran en 2020 corresponden solamente a bonos de legislación local, ¿podría entonces ocurrir un reperfilamiento unilateral de bonos en dólares bajo ley argentina quedando aquéllos de legislación internacional en estado de “limbo-performing” por todo el 2020 cotizando a paridades entre 40 y 50 y bajo un altísimo e inmodificable riesgo país? Recordemos que la primera amortización de capital de bonos globales corresponde al AA21 y ocurrirá recién en abril 2021 y tampoco es tan grande. Si este fuese el caso, los arbitrajes que podrían darse en bonos ley internacional a distintos niveles de duration podrían ser bestiales, comenzando por el AA21.
· Quinto, si este fuese el caso, ¿cómo podría recuperarse una economía conviviendo con primas de riesgo país del orden de los 3500 puntos (CDS a 5 años) versus un Brasil que exhibe sólo 100 puntos?
· Sexto, ¿podrá imaginarse una estrategia de restructuración de la deuda en dólares por etapas comenzando primero por un reperfilamiento de los bonos legislación local a efectuarse en 2020 y dejando todo lo que traiga cross default y aceleración recién para algún momento del 2021 o incluso más tarde, pagando mientras tanto?
· Séptimo, ¿y si el plan en definitiva es no tener ninguno? ¿Será que finalmente la estrategia sería quedar en “limbo-performing” hasta el 2023? ¿Podrá China darnos una mano en esto? En capital e intereses, los globales no representan hasta el 2023 una cifra inmanejable.
Estas siete preguntas reflejan una pequeñísima lista de los interrogantes que tiene el mundo entero respecto a nosotros y generan un nivel altísimo de incertidumbre permanente. En tanto y en cuanto dicha incertidumbre permanezca, la recuperación de la economía real se convertirá en la mayor de las preguntas.
POR GERMAN FERMO
EL CRONISTA