La fotografía financiera de despedida de Martín Guzmán es que el Banco Central tiene pesos inmovilizados por el equivalente a US$50.000 millones y el Tesoro Nacional se quedó sin financiamiento porque los inversores se rehúsan prestarle al Estado, al considerarlo que es demasiado riesgoso.
Con una inflación anual que se proyecta en 70% para este año, el Tesoro se quedó sin crédito en parte por la desconfianza y la idea de que podría venir un reperfilamiento o default de los bonos públicos y, en parte, porque los títulos indexados por CER (costo de vida) pagaban tasa de interés negativa y los inversores, incluidos algunos organismos públicos, comenzaron a sacarse los bonos de encima.
Esta pérdida de capacidad de financiamiento del Tesoro es una de las causas del fracaso y final de Guzmán al frente del Ministerio de Economía, una hipoteca que ahora intenta levantar la ministra Silvina Batakis.
La licitación de bonos para cubrir vencimientos del 13 de julio es por un monto chico, de $11.000 millones, pero en el debut en el cargo de Eduardo Setti como Secretario de Finanzas (de buena relación con Lisandro Cleri, que maneja las colocaciones de la ANSeS) esperan una avalancha de fondos.
Tanto en Economía como en el Banco Central destacan la relación y el clima de colaboración entre Batakis y Miguel Angel Pesce, bien distinto al de los tiempos de Guzmán, que ahora en el gobierno ha pasado a ser casi el responsable de todos los males actuales de la economía argentina.
El resultado más palpable es el mecanismo que lanzó el gobierno por el que el Banco Central se compromete a comprar los bonos a un determinado precio, una forma de darle un doble respaldo: de precio y de garantía.
Alberto Fernández intenta mostrar gestión, pero no logra despejar la tormenta política y económica. Foto Andrés D'Elía
Para los bancos en especial, y para los inversores en particular también, el Banco Central es más confiable que el Tesoro.
Las letras de liquidez del Banco Central son consideradas más seguras por ser menos defaulteables que los bonos y letras del Tesoro, que tienen historias de incumplimientos y que, por tanto, deben ofrecer un rendimiento mayor por el mayor riesgo.
Con Guzmán no pasaba y ese fue uno de los elementos de tensión permanente con el Banco Central, que terminaba absorbiendo los pesos excedentes del mercados mientras que el Tesoro se quedaba sin crédito. ¿Subirá las tasas Batakis ahora?
La ministra dijo que buscará que la tasa de interés para los pesos fuesen positivas en términos reales, lo que implica que superen a la inflación, abandonando las tasas claramente negativas que venían ofreciendo.
Algo del mercado comenzó a cambiar a partir de sus definiciones: las letras ajustables por inflación (CER) subieron desde el viernes. Pagaban 10% de tasa y ayer 5% como consecuencia de la mayor demanda.
Hasta ahora el Banco Central Central viene siendo la gran aspiradora de los pesos del mercado, pero los $3,7 billones de deuda que vencen hasta fin de año se presentan como un argumento más que contundente para evitar que esa montaña de pesos no se vuelque sobre un mercado dominado por la incertidumbre.
Del lado de los bonos en dólares la nueva baja llevó a los precios a niveles mínimos, comparables a los de 2002 a pesar de que en aquellos tiempos la Argentina estaba en default y los bancos recibían martillazos de sus clientes en las persianas cerradas.
Bonos como el AL30 y AL 35, que son los del canje de deuda de 2020 y que arrancaron a US$55, ahora están en US$18 con una pérdida de casi 70% y sin despertar apetito en los compradores.
El Banco Central sigue con muy pocas reservas en dólares. Foto Rolando Andrade Stracuzzi
Versiones difícilmente comprobables del mercado dicen que hay dos fondos de inversión extranjeras (Ashmore sería uno de ellos) que se estarían desprendiendo de bonos argentinos a pesar de que el país no está en default, tiene un acuerdo con el FMI y el gobierno viene prometiendo que no devaluará el peso porque tiene superávit comercial.
Los precios de los bonos están por el piso pero no despiertan apetito.
Evidentemente la desconfianza sobre la evolución de la crisis política del gobierno puede más que la "oportunidad de compra" que podrían despertar bonos a precio de remate.
Los primeros pasos de la ministra muestran la intención de recuperar algo de confianza financiera y dispuso que sea Lisandro Cleri el encargado de constituir el comité asesor para el tratamiento de la deuda. El responsable financiero de la ANSeS ya contactó a profesionales del mercado que quedaron en contestarle.
El drama de la deuda en pesos es que con una inflación que viaja a 60/70% anual y la promesa de tasas reales positivas, el riesgo de "bola de nieve" que arrastre con todo suma incertidumbre sobre las posibilidades de repago.
Pero mucho antes de eso, los operadores de los mercados (financiero, de cereales, industriales, comerciales...) esperan la opinión de la vicepresidenta sobre el sistema de "caja única" de los gastos del Estado que anunció Batakis, y que implicaría el núcleo del ajuste de estos días de "alto el fuego" que transitan Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
POR DANIEL FERNANDEZ CANEDO
CLARIN