Ferraresi es el vicepresidente del Instituto Patria. Algunas fuentes indican que, sin embargo, no transita el mejor momento de su relación con Cristina.
Pero hay algo más profundo que el devenir caprichoso, en vaivén, guiado por los intereses profanos y cotidianos de la política: esa vocación por escenificar la obsecuencia, esa atribución de convertir la demolición de las mentes de los niños en un espectáculo emocional, esa sumisión inyectada desde la infancia. Esa profanación de la inocencia. Eso es, siempre y definitivamente, un peligro. Eso es aún más grave que su admiración abierta por Chavez y por Maduro, que su cercanía monetaria a José López, a quien supo homenajear como si fuera un prócer, es aún más grave que su subordinación a Julio de Vido cuando de Vido tenía aquel inmenso poder.
La causa primera de todos los males es esa teatralización porno política que revela y denuncia su irremediable y expansivo autoritarismo.
Es un peligro. Es muy inflamable porque cada vez tiene más poder.
Informes: Pablo Esquivel y Ricardo Scagliola de la Maestría San Andrés Clarín.