Javier Milei sigue de campaña y mantiene el secreto sobre su eventual ministro de Economía. Javier Milei sigue de campaña y mantiene el secreto sobre su eventual ministro de Economía.
El “plan motosierra” es clave en el programa de Milei. Ambos, en Buenos Aires, dijeron que entre los 80 invitados había unos siete banqueros que trabajan para la contra, que sería Patricia y también Massa. Nápoli, esa noche, aclaró que no sería ministro: “Voy a ser como ahora hace Heller: legislador y también presidente del Banco de Valores”. Epstein también aclaró que no ocupará cargos. “Yo sigo -dijo– en la actividad privada”.
El eventual ministro de Milei es un secreto total. Un capo lo interrogó directo: “¿Javier, quién va a ser tu ministro?”. Milei lo miró fijo y feo: “No lo voy a entregar hasta último momento”. Milei ama a Bilardo y solo está pendiente del 22 de octubre. Concluyó: “Si gano, el lunes 23 te lo cuento”.
En el círculo rojo se habla de cuatro candidatos: Pablo Guidotti –de relación histórica con Roque Fernández y Carlos Rodríguez– y Guillermo Nielsen, amigo y de estrecho vínculo con Milei. Nielsen está en Arabia Saudita. El embajador no larga prenda y se hace el distraído. Se dedica a tirar la pelota a la tribuna: “Es mi amigo. Es brillante. Hace tiempo que no hablo con Javier”.
Mauricio Macri –habría tenido hace dos semanas otro contacto secreto con Milei– le sugirió revindicar a uno de sus fieles: Federico Sturzenegger. Sturzenegger fue titular del BCRA y Macri lo echó cuando todo saltó por los aires y el dólar no frenó.
El cuarto candidato es un tapado. La propia Karina Milei dice desconocer al elegido. La “jefa” concentra la relación con los más importantes popes del mundo de los negocios.
Malestar en el FMI
Todos tienen pánico por lo que pueda ocurrir en la transición. La economía está barranca abajo y hay una olla a presión. Encima, se desató una guerra en Washington: el Tesoro contra el FMI. La causa: los incumplimientos de Argentina y la decisión de Massa de –sin anunciar– patear el tablero.
Janet Yellen le tiró munición gruesa a Kistalina Georgieva. La acusa de blanda y de no cumplir con los estatutos del FMI. Jay Shambaugh, el segundo de Yellen, salió con los tapones de punta: “El FMI debe retirarse si un país no toma las medidas necesarias para corregir su economía”.
Rodrigo Valdés –el inflexible auditor– hace tiempo que comunicó a Buenos Aires que en Washington muchos quieren revocar el acuerdo con Argentina. En otras palabras: existe una corriente que aboga para que el FMI rompa el acuerdo y la asistencia a la Argentina. Hay un antecedente dramático: algo similar hizo en el 2001 el ex jefe del FMI Horst Köhler. Todo terminó mal. Ahora, la decisión activaría una bomba. El momento para definirlo sería noviembre: recién ahí hay una revisión del acuerdo y Argentina necesita una aprobacion de metas para recibir cruciales 2.300 millones de dólares.
Sergio Massa tensó al máximo con el FMI tras sus últimas medidas. Sergio Massa tensó al máximo con el FMI tras sus últimas medidas.
La peligrosa iniciativa del Tesoro no tiene el aval político de la Casa Blanca. Jake Sullivan – Consejo de Seguridad –critica al Tesoro y sostiene que la calentura de Yellen puede hacer volar a Buenos Aires. Tampoco la comparte Georgieva: no quiere quedar -como Köhler-, verduga de Argentina. Pero el chileno Valdés trabaja de ariete con los gurkas del FMI. Los directores de Alemania, Países Bajos, Suiza y Japón ya no soportan más a la Argentina.
Ignacio de Mendiguren exploró un acercamiento con el embajador de Japón. La cuestión no prosperó con Hiroshi Yamauchi. El Vasco después se sincero: “Tienen los huevos rotos con Argentina”. Luis Cubeddu lo repite desde hace tiempo: "Lo que pactamos, Massa nunca cumple".
Pero Massa decidió cortarse solo. Insiste en que los planteos de los técnicos del FMI habrían llevado a la Argentina al precipicio.
En la intimidad de su equipo, acusa a Valdés de intentar desestabilizar al gobierno y a su propia candidatura. Por eso, hasta el 22 de octubre seguirá con su plan electoral: medidas de expansión económica, sin evaluar el costo fiscal y menos las advertencias del FMI. La estrategia está acordada con Cristina.
Jaque a Cristina
La vice atraviesa su peor momento. Máximo le fue con un chimento inquietante: que un intendente abonó una cifra sideral -millones de dólares- para cerrar sin escándalo su divorcio. Ahora ese intendente sería funcionario de Axel. La pelea que adelantó Clarín continúa entre Kicillof y Máximo. Para el equipo de Axel, el malhumor de Máximo obedece a una cuestión sensible: Kicillof estaría dipuesto –si es reelegido- a cortarle varias cajas a La Cámpora.
Cristina está al tanto de la trifulca. Pero aún no intervino: está de mucho malhumor, concentrada en su traspié judicial. Así, balbucea frente a sus íntimos: “Estos turros me quieren ver presa”. Los tribunales huelen a cala en el kirchnerismo.
Cristina va a contragolpear este sábado: reaparecerá en público y volverá con el relato del complot y del lawfare. Intenta una última jugada: victimizarse, porque –ya lo admite– sabe que el año próximo podría quedar presa, aunque en su casa.
POR MARCELO BONELLI
CLARIN