Discusiones cargadas de cinismo. Porque el Pro de Macri imputa a los libertarios de Milei, encabezados por el “Mago”, de embarrar la cancha con mensajes apócrifos elaborados con Inteligencia Artificial. No deberían sorprenderse: Caputo proviene de una consultora que hizo esa clase de patrañas para que Mauricio Macri le gane a Daniel Filmus en las elecciones porteñas. Fue en 2011, y la jueza María Servini de Cubría procesó a Jaime Durán Barba, Rodrigo Lugones y Guillermo Garat, actual responsable de Comunicaciones de YPF. En aquel momento se aseguraba que entre los cargos que pesaban sobre ellos había pruebas adulteradas, introducidas en la causa por el tenebroso Antonio Stiuso. Desde el equipo proselitista de Macri, que por entonces comandaba Marcos Peña, aclaran que, si hubo campaña sucia, no fue a pedido del Pro. Durán Barba la habría hecho por su cuenta. Conviene consignar: Durán, Lugones y Garat fueron exculpados. Lo que quedó de aquel episodio fue un odio muy activo contra Macri y contra Peña. ¿Ese sentimiento alimenta la discordia entre LLA y el Pro en estos días? Misterio.
Si Pareja todavía no resolvió la propuesta en la primera sección, al PJ le pasa algo parecido. Massa se resiste a ser el que encabece la lista, haciendo juego con lo que haga Cristina Kirchner en la tercera. El exministro de Economía está acosado por varios dilemas. Casi todos sus seguidores del Frente Renovador le piden apoyar a Kicillof. Pero él prefiere seguir pegándose a la expresidenta. Como suele suceder con Massa, sus tribulaciones provienen de los terrenos más diversos. También debe controlar los vaivenes judiciales de San Isidro: la vapuleada jueza Julieta Makintach fue promovida, a través de Sebastián Galmarini, por el massismo. Había que evitar que ascendiera Leandro Orduna, quien había cometido el pecado capital: acusar al fiscal Julio Novo, engranaje principal de un sistema de irregularidades judiciales e íntimo amigo de Massa.
Por Carlos Pagni
LA NACION